La masturbación no sólo tiene beneficios físicos y psicológicos para el individuo, sino también cuando se practica en pareja. La mayor comunicación y conexión entre ambos miembros favorecerá relaciones sexuales más placenteras

La masturbación es un tema tabú. Sí, todavía. Es cierto que la mayor educación sexual y los cambios socioculturales han logrado que muchas de las dudas que antes no se hacían por pudor o temores infundados se resuelvan hoy con naturalidad. Sin embargo, aún queda camino por avanzar en este ámbito. “La masturbación se ha castigado duramente y se ha estigmatizado, viendo esta práctica como algo malo, como un vicio propio de personas desviadas, ya que se busca el placer en solitario sin ningún otro objetivo”, afirma Luis Guillén Plaza, psicólogo y sexólogo de Psicopartner.

Sin embargo, lo cierto es que la autoestimulación de los órganos genitales conlleva numerosos beneficios, tanto físicos como psicológicos, y no sólo en la persona que la practica, también cuando se realiza en pareja. En este sentido, Guillén afirma que la masturbación mejora la comunicación: “Aumenta el autoconocimiento de nuestra sexualidad, por lo que a partir de la comunicación se puede explorar la sexualidad de cada uno y disfrutar de manera plena y satisfactoria de dichas relaciones sexuales. En otras palabras, se produce una mejora de las mismas al saber qué se quiere”.

A su vez, la mayor comunicación favorece la intimidad o la conexión emocional entre ambos miembros de la pareja. De acuerdo con el experto, esto hace que se pueda incorporar más posturas y prácticas sexuales durante el encuentro, lo que fomentará el placer. Por otra parte, “la masturbación reduce la presión asociada al rendimiento sexual de la pareja. Al incorporar la práctica autónoma, se reduciría la dependencia sexual respecto de nuestra pareja, liberando tensiones de rendimiento y aumentando el disfrute de las relaciones sexuales conjuntas”, destaca.

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