El 12 de noviembre es el Día Mundial Contra la Neumonía. Como cada año, el objetivo de su conmemoración es sensibilizar a la población sobre este problema de salud y dar a conocer las estrategias para prevenirla y tratarla adecuadamente.
A lo largo de este post nos vamos a centrar en la neumonía infantil, ya que las dudas que nos surgen son inversamente proporcionales a la edad del niño (cuanto más pequeño más dudas).
¿Qué es y cómo identificarla?
La neumonía es una infección de las vías respiratorias bajas, en otras palabras, de los pulmones. Además, no tiene un causante único, sino que son gérmenes como las bacterias, los hongos y los virus los responsables de la mayoría de las neumonías. Cabe destacar que los niños un poco más mayores suelen desarrollar neumonía tras infectarse con bacterias.
Como se trata de una infección respiratoria, en estos gérmenes están las secreciones de la nariz o bien de la garganta como la saliva y los mocos transmitiéndose a través de las gotas de Flügge que se producen al estornudar o toser.
Para sospechar que un niño posiblemente tenga neumonía, se deben identificar síntomas como: fiebre elevada, tos con mucosidad y respiración rápida. Debido a que existen muchas infecciones de tipo respiratorio que comparten estos mismos síntomas como la gripe o el constipado, será el pediatra quien realice un diagnóstico.
Sumado a lo anterior, también se pueden dar variaciones a los síntomas frecuentes. Los lactantes pueden expresarlo al mostrarse más decaídos y con tendencia al llanto, con una disminución de la ingesta alimentaria y vómitos. Por otro lado, los niños de más edad experimentan escalofríos, dolor abdominal o dolor de pecho.
Neumonías más frecuentes en pediatría
Se clasifican en 2 tipos de neumonías.
Neumonía típica: en esta, los niños presentan fiebre alta y respiración agitada con un aumento de la frecuencia respiratoria con cierta frecuencia también pueden experimentar dolor en el costado y pueden desarrollar herpes labial durante la neumonía. En estos casos, la auscultación es el recurso más utilizado por parte del pediatra. Aunque, en caso de presentar síntomas y tener una auscultación normal o no se distinguirse correctamente de una bronquitis, probablemente tenga que hacer una radiografía y comprobar qué está ocurriendo.
Neumonía atípica: se caracteriza por tener un comienzo lento. Los niños pueden tener febrícula y tos seca muy irritativa. Por lo general sigue el siguiente esquema:
¿Cómo debo actuar antes una neumonía?
En primer lugar, identificar los síntomas que pueda experimentar el niño, tanto los generales como aquellos más específicos de la edad.
Después, en caso de identificar alguno de estos y tener la sospecha, consultar al pediatra para pedir cita en la clínica.
Los tratamientos más frecuentes para la neumonía de origen bacteriano son los antibióticos. Además, con frecuencia se pautan los medicamentos antitérmicos para bajar la fiebre y evitar mal estar generalizado o cefalea. En ningún caso se recomienda el uso de antitusígenos, indicados para la tos, ya que evita que se eliminen los mocos.
Como medidas adicionales, se recomienda ofrecer líquidos en abundancia, alimentos fáciles de tragar, mantener un ambiente humidificado y ventilado.
Es imprescindible vigilar al niño y obtener ayuda médica cuando:
Preguntas frecuentes
1. ¿Qué consecuencias tiene?
De forma general, las neumonías evolucionan favorablemente y el niño continúa con sus actividades diarias.
En aquellos casos en que se desarrollan complicaciones, como dificultad para respirar o se produce un derrame pleural (aparece líquido fuera del pulmón), se hospitaliza al niño y administra oxígeno o realiza un drenaje.
2. ¿Cómo se puede prevenir?
Como cualquier otra enfermedad de tipo respiratorio, se recomienda:
Adicionalmente a la información que puedas obtener siempre es preferible que consultes con un profesional de la salud para que te pueda guiar con las recomendaciones más actualizadas del momento. Entre ellos, tu farmacéutico y especialista en el medicamento puede resolverte dudas.