El farmacéutico comunitario es el encargado de atender las necesidades de los pacientes en relación a los medicamentos que utilizan, colaborando con las administraciones sanitarias para garantizar la prestación farmacéutica y desarrollando todas aquellas cuestiones que estén relacionadas con la salud dentro de su ámbito de actuación profesional.
Entre sus funciones destacan:
La farmacia comunitaria es la salida profesional más demandada por los futuros farmacéuticos. Dentro de la oficina de farmacia pueden ejercer como:
Las Buenas Prácticas comprenden una serie de orientaciones o recomendaciones para la práctica profesional, generalmente de mínimos, que deberían cumplirse para que una determinada actividad o ejercicio profesional pueda considerarse adecuado.
Su aplicación puede ir desde una simple recomendación a asociarse a sistemas de acreditación profesional o incluso a ser obligatorias por ley y estar sujetas a sanciones. La legislación determina las funciones y obligaciones de la profesión farmacéutica, si bien las recomendaciones o normas que se recogen en un documento de Buenas Prácticas van necesariamente más allá.